Aparte de la violencia en Catatumbo, los niños y las niñas aprendieron inglés en la radio
abril 20, 2025
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“Felicitaciones, hija. Te amo”. Esta afirmación, cargada de emoción, resonó en los oídos de Victoria, una joven de apenas 13 años, y provocó una amplia sonrisa en su
“Felicitaciones, hija. Te amo”. Esta afirmación, cargada de emoción, resonó en los oídos de Victoria, una joven de apenas 13 años, y provocó una amplia sonrisa en su rostro. A principios de 2024, comenzó su travesía educativa junto a 35 colegas en la Estación Nacional del Ejército. Posteriormente, fue seleccionada, junto a otros nueve compañeros, para continuar su formación de manera virtual, y tras un arduo esfuerzo, logró graduarse con un nivel A2 en el idioma inglés.
Este curso no solo le brindó la oportunidad de aprender un segundo idioma, sino que también le permitió conocer Cúcuty, disfrutar de una película en cine por primera vez, hospedarse en un hotel de cuatro estrellas y realizar encuentros con amigos, todo esto en un intento por escapar momentáneamente de la violencia constante que azota la región del Catatumbo. Según el último informe del Comando Unido proporcionado por el gobierno de Norte de Santander, más de 64,291 personas se han visto obligadas a abandonar esta zona debido a los enfrentamientos entre el 33º frente de las FARC y el bloque noreste del Ejército Nacional de Liberación (ELN), grupos que disputan el control de esta área.
Victoria reside en el camino Tibú, Norte de Santander, y cursa sus estudios por las tardes. Cada día, camina durante 15 minutos desde su hogar hasta la escuela. En el 2024, cuando estaba en sexto grado, tuvo la oportunidad de ser parte de Eco Kids, un programa implementado por el Batallón de Apoyo y Desarrollo Integral No. 2 del Ejército Nacional, en colaboración con la empresa privada Supergiros, como parte de la estrategia sostenible llamada Catatumbo Sostenible.
“Esta es una iniciativa que busca educar a niños y jóvenes en la región de Catatumbo a través de la Estación Nacional del Ejército. (…) Comenzamos con 200 niños y pudimos finalizar con diez”, explica el mayor Mario López Acevedo, comandante del Batallón de Acción Integral de Actividades y Desarrollo No. 2. El Ejército también ha señalado que los niños que participaron en ECO han identificado las pautas establecidas por el Ministerio de Educación en relación con los problemas de aprendizaje que enfrentan.
No es la primera vez que se implementa este tipo de enseñanza en el país. Durante el periodo de 1947 a 1994, cientos de campesinos aprendieron a leer y escribir gracias a Radio Sutatenza, una estación que tuvo como objetivo reducir la brecha educativa entre las zonas rurales y urbanas. Uno de los beneficiarios fue Mario Osorio, un hombre de 75 años, quien recuerda cómo encendía la radio todas las mañanas para asistir a clases, lo que le permitió aprender a firmar documentos, al igual que miles de colombianos.
Catatumbo, en Norte de Santander. Foto:Andrés Carvajal
Cada mañana, Victoria se despierta a las 7 a.m. y se prepara para prestar atención a cada clase impartida en su institución. Sin embargo, su momento más esperado llega a la tarde, justo cuando comienza su lección de inglés. Con una rutina ya establecida, saca de su mochila una radio que sintoniza la estación Estadio Tibú Colombian en el 90.3 y se concentra en el nuevo módulo educativo del día.
“La disponibilidad de Internet es muy limitada y muchos de nosotros no tenemos acceso a una computadora. Aparte, debido a problemas de energía, resulta complicado tener estas herramientas, así que decidimos imprimir 200 tarjetas y, en colaboración con el ejército, diseñamos recursos audiovisuales. Luego identificamos a la población objetivo, caracterizamos a los estudiantes y establecimos una alianza con la escuela Tres Bocas, donde los niños podían estudiar durante su hora de inglés”, explica Liliana Campos, directora gerente de Man-Maning Supergiros.
Victoria, una joven de 13 años que sueña con ser abogada y actriz, recuerda que tanto ella como sus compañeros recibieron un kit para aprender inglés, que incluía una radio, una tarjeta de 66 páginas, colores y otros útiles. A pesar de las dificultades, este proceso no fue extremadamente complicado para ella, ya que contaba con un poco de experiencia gracias a las clases impartidas por su maestra Sandra. Sin embargo, le preocupaba que su pronunciación no fuera correcta, ya que no se sentía completamente segura al leer. «Creo que aprender este idioma abre más oportunidades laborales y es esencial si deseas viajar. Disfruté mucho porque aprendí sobre animales en inglés, trabalenguas, números, días y muchas otras cosas», comenta emocionada.
La experiencia más hermosa fue ver cómo los niños llegaban con grandes expectativas para completar sus estudios. Se podía notar la alegría de conocer un nuevo idioma y su deseo de continuar aprendiendo.
Mario LópezComandante del Batallón de apoyo integral y desarrollo No. 2.
De lunes a jueves, entre 10 a.m. y 12 p.m., e incluso durante el almuerzo, Victoria escucha el podcast educativo. Algunos de sus compañeros prefieren escucharlo por las mañanas. «Proporcionamos la misma cápsula tanto en la mañana como en la tarde para aquellos que no pueden estar presentes», explica el mayor López, quien destaca que las lecciones no se estaban transmitiendo en vivo, sino que estaban pregrabadas para garantizar la seguridad de los instructores del Instituto de Inglés para Todos (IPT), quienes colaboraron en la creación de los módulos educativos.
Aprendizaje en línea
Gracias a su dedicación en las clases por radio y sus destacadas calificaciones, Victoria, quien se posicionó como la mejor de su curso, junto a otros nueve compañeros, recibió una beca para seguir aprendiendo inglés de manera virtual con IPT. Para sus padres, su hija representa un ejemplo de lo que se puede lograr, superando todas las expectativas y sirviendo de inspiración para otros estudiantes que también pueden aspirar a convertirse en parte de estos proyectos.
“Algunos pudieron continuar sus estudios utilizando una tableta que se proporcionó a dos niños. Ellos también asistieron a instituciones donde tenían acceso a computadoras e Internet”, añade Campos.
Todo el esfuerzo y sacrificio de Victoria han valido la pena. El 7 de diciembre del año pasado, luego de un agotador viaje de ocho horas, Victoria llegó a Cúcut con su familia para participar en su ceremonia de graduación en el Teatro Zulima. Durante el evento, padres, miembros del ejército, maestros y compañeros elogiaran a los nuevos graduados en el nivel A2 en inglés. «Me sentí muy feliz de ser la primera en mi curso y en un día tan bonito y especial», expresó emocionada la joven.
Según el mayor López, «una de las experiencias más bellas fue observar cómo los niños llegaban llenos de expectativas para completar su educación. Se podía apreciar la alegría que les generaba aprender inglés y el deseo de seguir estudiando. Este es nuestro propósito: que continúen su formación y contribuyan a mejorar el país, especialmente en regiones donde el acceso a la educación es complicado».
Además de la ceremonia de graduación, los niños tuvieron la oportunidad de ir al cine, disfrutar de palomitas, quedarse en un hotel de cuatro estrellas y explorar diversas áreas de la ciudad, momentos que los hicieron sentir especiales. “La mayoría de ellos se sorprendieron al ver la gran pantalla y al inicio de la película, porque nunca habían tenido la oportunidad de asistir a una”, mencionó el miembro del ejército.
Estos primeros diez estudiantes que completaron el programa no serán los únicos. El Ejército y Supergiros tienen planes de ampliar la iniciativa. «Este año, nuestro objetivo es llegar a 200 estudiantes y graduar a 100, expandiendo el programa a Ocaña, Cúcuta y otras regiones de Norte de Santander”, afirma el mayor López, quien también menciona que están trabajando en otros proyectos relacionados con infraestructura y el desarrollo de la comunidad Catatumbo y otros municipios del departamento.