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La región Caribe ha fortalecido su posición como motor de la transición energética de Colombia, superando los 1.608,75 megavatios (MW) de capacidad instalada de energía limpia, según el
La región Caribe ha fortalecido su posición como motor de la transición energética de Colombia, superando los 1.608,75 megavatios (MW) de capacidad instalada de energía limpia, según el último proyecto gubernamental consolidado de 6 GW+.
Los expertos consideran que este progreso, dominado por la tecnología fotovoltaica y la creciente proporción de energía eólica, es la clave para desbloquear un crecimiento económico significativo en el país.
La iniciativa 6 GW+, liderada por el Ministerio de Minas y Energía y la UPME, pretende incorporar más de seis gigavatios de nueva capacidad renovable, y la costa colombiana ha respondido convirtiéndose en líder en este sentido.
Encabezando la lista está el departamento del Atlántico con 765,43 MW de energía principalmente solar, mientras que La Guajira y el propio Atlántico se perfilan como centros de expansión de la energía eólica. Otros departamentos de esta región con una participación importante son Cesar (325,79 MW) y Córdoba (210,74 MW).
Si Colombia desarrolla infraestructura, diversificación de fuentes, electrificación productiva y un entorno regulatorio confiable, podrá convertir su eficiencia energética en una ventaja competitiva real.
Santiago Parra, gerente de nuevos negocios de Erco Energía.
Instalación de paneles solares. Foto:Ministerio de Minas y Energía
Además del impacto ambiental, el informe de Erco Energía destaca que asegurar un suministro energético abundante, limpio y competitivo representa una oportunidad fiscal sin precedentes para el país. El análisis muestra que si Colombia logra avanzar hacia un modelo energético más accesible, podría generar un crecimiento adicional del producto interno bruto (PIB) de hasta 1,6% en la próxima década.
Tener energía confiable y asequible no solo reduciría los costos de producción en un 8%, sino que actuaría como catalizador de la economía, aumentando la productividad, impulsando la inversión privada y aumentando el empleo formal.
Santiago Parra, gerente de nuevos negocios de Erco Energía, destacó el vínculo directo entre la infraestructura energética y la prosperidad del país.
«Los pronósticos muestran que continuar con la inversión en energías limpias tiene un impacto directo en la economía y el crecimiento del PIB. Fortalecer la infraestructura eléctrica y mejorar la eficiencia del sistema no sólo aumenta la productividad, sino que también genera empleo, estabilidad y desarrollo sostenible en Colombia», afirmó Parra.
paneles solares Foto:mi entorno
Para hacer realidad estas proyecciones, el plan de transformación energética del gobierno nacional incluye inversiones por cerca de $6.600 millones. Estos fondos se destinarán a la construcción de nuevas plantas fotovoltaicas y eólicas y a la importante ampliación de las redes de transmisión. El objetivo es ambicioso: aumentar la capacidad instalada del país de 19 a más de 30 gigavatios, eliminando los cuellos de botella logísticos que actualmente limitan la competitividad de sectores manufactureros clave.
A pesar de su actual eficiencia energética –con un nivel de intensidad cercano a los 2,2 megajulios por cada dólar producido (2,2 MJ/USD PPA), mejor que Brasil (4,0) o Estados Unidos (4,2)–, el desafío de Colombia es mantener este desempeño frente al desarrollo industrial y el aumento de la demanda.
Erco Energy propone una hoja de ruta con cuatro frentes estratégicos que permitirán lograr esta transformación:
1. Infraestructura de transmisión: Priorizar la conexión para garantizar que la energía generada llegue a los centros de consumo.
2. Cartera equilibrada: Combine energías renovables intermitentes (solar y eólica) con sistemas de respaldo flexibles y tecnologías de almacenamiento.
3. Electrificación productiva: Acelerar la electrificación de sectores clave y promover la eficiencia energética sobre la base de objetivos verificables.
4. Un entorno regulatorio confiable: Fortalecer el marco legal para reducir la incertidumbre, facilitar el financiamiento de proyectos a largo plazo y garantizar la implementación oportuna.
«La energía ya no puede ser vista sólo como una materia prima, es una palanca de desarrollo que puede transformar la productividad de un país», concluyó Parra.
“Si Colombia desarrolla infraestructura, diversificación de fuentes, electrificación productiva y un entorno regulatorio sólido, podrá convertir su eficiencia energética en una ventaja competitiva real”.
Los resultados completos y las implicaciones de este estudio se presentarán en la conferencia del 6 de noviembre. ENRG SUMMIT, un evento estratégico que reúne a expertos, líderes empresariales y representantes institucionales para discutir el camino hacia un sistema energético más limpio, más abundante y confiable.
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