La controvertida llegada de Afrikender a los Estados Unidos: refugiados o favorecidos
mayo 13, 2025
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Este lunes, la llegada de 59 Afrikender a Washington DC, procedentes de Johannesburgo, ha capturado la atención del mundo entero. Este gesto se realizó tras recibir el estatus
Este lunes, la llegada de 59 Afrikender a Washington DC, procedentes de Johannesburgo, ha capturado la atención del mundo entero. Este gesto se realizó tras recibir el estatus de refugiado bajo la orden del ex-presidente Donald Trump. La premura de esta decisión ha sorprendido a muchos, especialmente en un contexto donde Trump ha prometido deportaciones masivas y un endurecimiento de las restricciones migratorias. Esta situación ha suscitado un debate intenso sobre si los Afrikénders son legítimos refugiados o simplemente beneficiarios de un trato preferencial.
Trump defendió sus acciones, argumentando que estas familias enfrentan «una situación terrible» en Sudáfrica, apuntando a lo que describió como una «matanza a gran escala» de agricultores blancos. Tanto Trump como Elon Musk, su consejero y también originario de Sudáfrica, han reforzado esta narrativa, hablando de un supuesto «genocidio blanco», aunque sin proporcionar evidencia concreta para sustentar tales afirmaciones.
Desde la Casa Blanca, Trump declaró: «Estamos permitiendo que los ciudadanos escapen de esa violencia, independientemente de si son blancos o negros». Sin embargo, sus críticos rápidamente señalaron una aparente contradicción en su enfoque: mientras se cierran las fronteras a miles de migrantes, se hace una excepción notable para un grupo compuesto por personas blancas y privilegiadas.
¿Hay persecución contra los Afrikánders?
El Gobierno de Sudáfrica ha desestimado categóricamente estas acusaciones. Ronald Lamola, el ministro de Relaciones Exteriores, afirmó que «no hay información que respalde la idea de persecución de los sudafricanos blancos». Las estadísticas indican que los Afrikánders continúan siendo uno de los grupos más acaudalados dentro del país. Muchos están al frente de importantes empresas, ocupan posiciones públicas y ostentan considerable influencia cultural.
Las familias de la etnia blanca enfrentan despojos en Sudáfrica.
A pesar de que se han registrado ataques contra granjas, estos han afectado a individuos de todas las razas. En 2024, se documentaron 44 asesinatos en zonas rurales, de los cuales solo ocho corresponden a agricultores. Al mismo tiempo, Sudáfrica enfrenta una alarmante cifra de más de 20,000 homicidios anuales.
El gobierno sudafricano reconoce la existencia de violencia rural, pero niega que esta sea de naturaleza racista. Aseguran que muchos de estos crímenes son el resultado de una alta tasa de criminalidad general y que no corresponden a una campaña sistemática contra los blancos.
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Acciones afirmativas y nacionalismo: ¿racismo inverso? La controvertida llegada de los Afrikender a EE. UU.: ¿refugiados o favorecidos?
Asimismo, Trump y Musk han señalado lo que consideran «racismo inverso» en Sudáfrica. En medio de sus críticas, han criticado las políticas de expropiación de tierras, que no compensan a los propietarios previos. Dichas políticas se implementan con el objetivo de corregir las desigualdades inherentes al legado del apartheid. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha confiscado ninguna propiedad.
Para muchos Afrikánders, estas leyes parecen amenazantes. Argumentan que limitan sus oportunidades laborales y afectan su derecho a la propiedad. En contraste, el gobierno busca brindar justicia histórica a la mayoría negra que ha estado excluida durante siglos.
Sudáfrica también cuenta con normativas de afirmación que priorizan a los ciudadanos negros en el acceso al empleo y la educación. Muchos integrantes de la comunidad blanca consideran que estas políticas son discriminatorias, mientras que otros las ven como necesarias para restaurar un equilibrio tras décadas de opresión.
Ante esta compleja problemática, Trump decidió tomar cartas en el asunto, ofreció refugio a los Afrikánders, alegando que lo hacía en nombre de la libertad. Esta acción ha dado pie a un debate mundial intenso. Muchos apoyan este gesto, mientras que otros lo critican como una manobra política en el uso del asilo. Así, la conversación sobre este tema apenas comienza.