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- abril 30, 2025
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La economía de los Estados Unidos ha enfrentado un revés significativo, reflejado en su primera contracción trimestral desde el año 2022. Los datos proporcionados por la Oficina de
La economía de los Estados Unidos ha enfrentado un revés significativo, reflejado en su primera contracción trimestral desde el año 2022. Los datos proporcionados por la Oficina de
La economía de los Estados Unidos ha enfrentado un revés significativo, reflejado en su primera contracción trimestral desde el año 2022. Los datos proporcionados por la Oficina de Análisis Económico (BEA) indican que el producto interno bruto (PIB) experimentó una caída del 0,3 % en el periodo correspondiente entre enero y marzo de 2025. Este desarrollo marca el primer indicio tangible de impacto económico bajo el nuevo mandato del presidente Donald Trump, quien asumió el cargo oficialmente el 20 de enero. La situación actual coloca a Estados Unidos en un escenario financiero adverso, el peor desde el inicio de la pandemia.
Las importaciones han aumentado a un alarmante ritmo del 41.3 % anual, lo que ha contribuido considerablemente a un desequilibrio en la balanza comercial. En contraste con esto, el gasto del consumidor, que ha sido tradicionalmente un motor de crecimiento económico, ha mostrado un incremento de apenas el 1.8 %, el crecimiento más débil registrado en más de un año, lo que manifiesta la fragilidad de la economía.
Este panorama invernal contrasta fuertemente con el crecimiento del 2.4 % que se observó en el último trimestre de 2024. Este cambio refleja la creciente incertidumbre provocada por una serie de factores, entre los cuales se incluyen la implementación de nuevos aranceles, recortes en el gasto público y tensiones comerciales a nivel internacional.
Las importaciones, que han sido impulsadas por las empresas en su esfuerzo por anticiparse a las nuevas tarifas, han restado más de cinco puntos porcentuales al PIB. En contrapartida, el aumento en las exportaciones ha sido mínimo, alcanzando solo un 1.8 %, lo que a su vez ha intensificado el déficit comercial del país.
El consumo interno, que es responsable de dos tercios de la economía estadounidense, parece estar mostrando signos evidentes de fatiga. El crecimiento del consumo ha sido la mitad del registrado durante el trimestre anterior, un efecto que se debe principalmente al aumento en los precios y a la caída en la confianza del consumidor, la cual ha caído a su nivel más bajo desde 2020.
A pesar de que la contracción económica es notable, las inversiones privadas por parte de los residentes han experimentado un incremento del 21.9 %. Este aumento puede interpretarse como un signo de resiliencia en el ámbito comercial. Sin embargo, este crecimiento aún resulta insuficiente para revertir la tendencia negativa general que se ha presentado en la economía.
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Las cifras relacionadas con el PIB llegan en un momento crítico, justo cuando Trump celebra sus primeros 100 días en la presidencia. La ofensiva en términos de aduanas y el discurso económico nacionalista que ha adoptado parecen estar comenzando a tener un costo tangible. Varios economistas han comenzado a alertar que podría ser probable que Estados Unidos enfrente una recesión técnica antes de finalizar el año 2025.
La presión inflacionaria también está comenzando a intensificarse. El índice de precios de consumo personal (PCE) subyacente ha aumentado un 3.5 %, superando las expectativas. Al mismo tiempo, las medidas fiscales propuestas por el gobierno, tales como nuevos recortes de impuestos, han sido objeto de escrutinio debido a su posible impacto negativo en el déficit.
Desde Wall Street hasta Main Street, la incertidumbre está en aumento: ¿Puede Trump cumplir con su promesa de «prosperidad duradera», o su giro hacia un proteccionismo más acentuado finalmente llevará a una contracción más profunda en la economía estadounidense?