Condenar disparos contra objetos; ¿Qué pasa?
- abril 22, 2025
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El pasado 22 de abril, la prisión de Villahermos se convirtió nuevamente en el centro de un ataque, esta vez en la mañana, causando preocupación por la seguridad
El pasado 22 de abril, la prisión de Villahermos se convirtió nuevamente en el centro de un ataque, esta vez en la mañana, causando preocupación por la seguridad
El pasado 22 de abril, la prisión de Villahermos se convirtió nuevamente en el centro de un ataque, esta vez en la mañana, causando preocupación por la seguridad en el lugar. Este incidente no solo representa un desafío para las autoridades penitenciarias, sino que también destaca las condiciones críticas de seguridad en las instalaciones.
Fachada de la prisión de Villahermos. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
Según un informe enviado a las 11:50 de la mañana por la directora de la prisión, Maria Loren Serrano, a Guillermo Andrés González, director regional del Instituto Nacional de Kenitaria y Prisión de Occidente (INPEC), se escucharon dos disparos en el camino 25, en el sector Eron. Este hecho desencadenó la activación inmediata del plan de alarma y defensa que incluye medidas para recuperar la situación de seguridad.
El reporte continúa explicando que se recuperaron varias armas y se tomó contacto inmediato con las autoridades policiales. Las medidas de seguridad fueron intensificadas, y se están realizando revisiones exhaustivas en las celdas para poder identificar a los posibles responsables del ataque. Además, el Sr. Ct. Pérez, comandante de la estación de policía de Aguablanca, fue informado. La carta de Serrano también señala que no hubo daños significativos a la infraestructura ni a los funcionarios de la prisión.
Ante la gravedad del incidente, el director de la prisión mencionó que se activaron protocolos de defensa y se solicitó apoyo adicional a la policía. Sin embargo, el director también expresó su preocupación sobre la falta de apoyo del gobierno, resaltando que la problemática de seguridad no se limita solo a un incidente, sino que se extiende a un contexto más amplio de crisis en la seguridad del establecimiento.
Es alarmante mencionar que las cámaras de seguridad no registraron el ataque, ya que estaban fuera de servicio. Esto plantea serias interrogantes sobre la capacidad del sistema de vigilancia en la prisión y la necesidad de una investigación efectiva para evitar futuros incidentes.
Uno de los disparos en la fachada de Villahermos, en el próximo ataque. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
Este reciente ataque no es un caso aislado; hace tres semanas, la prisión sufrió otro ataque, donde hombres a bordo de motocicletas dispararon en las instalaciones. Durante este incidente se registraron ocho disparos, algunos de los cuales impactaron un acceso metálico sin blindaje. En esta ocasión, uno de los sospechosos fue capturado gracias a las cámaras de seguridad, que lamentablemente no funcionaban en el ataque del 22 de abril. Mientras tanto, el motociclista logró escapar tras el ataque.
El director de la prisión ha sugerido que estos ataques son represalias por las restricciones que se han impuesto dentro de la instalación. Afirmó que ha recibido amenazas de muerte, similar a lo que hubo con su predecesor, lo que lo llevó a adoptar medidas de protección que incluyen el apoyo de INPEC.
En el transcurso del mes, se han llevado a cabo operativos en varias secciones de la prisión, logrando la confiscación de 250 teléfonos celulares, 125 armas, 450 litros de bebidas alcohólicas y dos kilogramos de sustancias psicoactivas. Sin embargo, la existencia de dispositivos móviles dentro de Villahermos sigue siendo un problema preocupante, y las autoridades penitenciarias están buscando respuestas adecuadas del INPEC sobre cómo están entrando estos artículos prohibidos en el penal.
Patio 3 en la prisión de Villahermosa. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
Otro de los problemas graves que afectan a Villahermos es la superpoblación. Las celdas están atestadas y no cuentan con la capacidad suficiente para alojar a todos los reclusos. Actualmente, hay más de 2,000 prisioneros en instalaciones que deberían ser para mucho menos. Esta situación ha llevado a que muchos reclusos se encuentren en condiciones deplorables dentro de las comisarías, donde la situación es aún más crítica.
El director de la prisión recuerda que, a pesar de las promesas hechas en 2018 para construir nuevos pabellones con los fondos del Ministerio del Interior y el Gobierno del Valle, nada se ha concretado y la crisis de hacinamiento persiste y se intensifica con el tiempo.
Con respecto a las condiciones de vida, se ha hecho evidente que en los patios de las celdas es necesario habilitar espacios adicionales, ya que la ventilación es totalmente insuficiente. Las condiciones de hacinamiento, junto con la escasez de servicios básicos, contribuyen a la crisis humanitaria que enfrenta este centro penitenciario.
Antes de la crisis actual, se reportaron cifras que mostraban una desproporción alarmante en el número de prisioneros versus la capacidad que se había establecido. Actualmente, cada patio tiene un límite que no debe sobrepasar un promedio de 90 prisioneros, pero los números son desalentadores, como se evidenció hasta el 10 de abril: patios 1 tenía 215; patio 2, 618; patio 3, 455; patio 4, 495; patio 5, 572; patio 6, 408; patio 7, 67; patio 8, 199; patio 9, 542 y el patio 10, 167.
El director enfatizó la necesidad de garantizar los derechos básicos de los prisioneros, alertando sobre la falta de recursos y la necesidad de cumplir con las normas constitucionales que protegen la dignidad humana en estos lugares de detención. Sin embargo, la situación se ha complicado enormemente desde hace años. Desde 2018, el entonces alcalde Maurice Armitage, junto con el Gobierno del Valle y el Ministerio de Justicia, habían acordado construir nuevos pabellones, un proyecto que nunca prosperó.
A la fecha, los planes para construir nuevas instalaciones se mantienen vigentes, aunque no se ha materializado como se esperaba, y los prisioneros continúan sufriendo las consecuencias de un sistema penitenciario en crisis. Las promesas de nuevas instalaciones por parte del actual alcalde de Cali, así como otras inversiones, todavía están en el aire, y el desbordamiento en las comisarías y centros penitenciarios es un problema que requiere atención inmediata por parte de las autoridades.
En conclusión, la situación en la prisión de Villahermos es crítica y necesita intervención urgente. La seguridad, la superpoblación y la falta de recursos son problemas que han sido ignorados durante demasiado tiempo y que exigen una solución integral que aborde no solo las causas, sino también las consecuencias de esta crisis humanitaria sin precedentes.
Carolina Bohorquez y Juan Pablo Raeda
El cónclave está organizado con 135 votantes. Foto: