Como parte de la piel del mundo, Cueros Vélez reafirma su compromiso inquebrantable con la transformación responsable de la industria. La empresa no solo se enfoca en la calidad de sus productos, sino que también utiliza la azúcar como símbolo de identidad, herencia artesanal y motor de innovación sostenible, lo que la distingue en el competitivo ámbito del diseño y la producción de artículos de cuero.

Con alrededor de 40 años de experiencia en la industria, Vélez se ha consolidado como una de las marcas líderes en América Latina en el ámbito del diseño y la producción de artículos de cuero. Con una notable presencia en Colombia y una creciente expansión internacional, la marca ha implementado un modelo de integración vertical que le permite controlar con eficacia toda la cadena de valor. Esto no solo garantiza altos estándares de calidad, sino que también es un punto crucial para asegurar la sostenibilidad y la coherencia de la marca ADN, una característica distintiva de su propuesta comercial.

Desde su planta de producción localizada en Amagü, Antioquia, la compañía combina técnicas tradicionales de artesanía con tecnología de vanguardia, conocida como State-OH-A-Art, para la fabricación de aproximadamente 6 millones de casos por año. En este contexto, el proceso de curado de la piel permite que cada detalle sea meticulosamente atendido. Desde la cuidadosa elección de la materia prima hasta la creación de un producto final que no solo posee un alto valor agregado, sino que también minimiza su impacto ambiental, cada paso es parte de un entramado que respeta las normas sostenibles y la ética empresarial.

Fabrizio Fiorillo, director de marketing superior en Vélez, expresa: «El cuero representa mucho más que las materias primas para nosotros. Es la esencia de nuestra marca, un reflejo de la tradición, la innovación y la pasión por crear productos que trasciendan el tiempo.» Esta frase encapsula la filosofía de la empresa, que busca no solo comercializar productos, sino también contar historias a través de cada uno de ellos, fusionando el pasado con un futuro sostenible.

Dentro de este marco, la compañía ha sostenido un modelo de producción sostenible desde el año 2016. Ha implementado iniciativas que buscan una significativa reducción en el consumo de agua y ha sustituido solventes químicos por alternativas a base de agua, así como el uso de residuos sólidos en el proceso productivo. Estos esfuerzos han resultado en la reducción del uso de agua para el tratamiento de la piel y la reutilización del 90% de las sales cromadas en su proceso de curtido.

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Aparte del impacto ambiental, la operación que se lleva a cabo en Amagü produce un valor social significativo. Un 73% de los asociados herbales reside en el municipio local, y el 32% son mujeres que desempeñan roles clave en las áreas de producción, lo que contribuye de manera notable a fortalecer el tejido social y económico de la región. Esta dinámica no solo empodera a las comunidades locales, sino que también promueve la inclusión y el desarrollo integral de sus habitantes.

Con una presencia en seis países de América Central y del Sur, junto con un canal operativo en los Estados Unidos, Cueros Vélez continúa expandiendo su legado, ofreciendo una propuesta de moda que es consciente, sofisticada y profundamente conectada con sus raíces culturales. Su enfoque en la sostenibilidad y la responsabilidad social se traduce en una moda que no solo se preocupe por la estética, sino también por el impacto que tiene en las comunidades y el medio ambiente.

Finalmente, Fabrizio Fiorillo concluye: «El cuero es el puente entre el origen y el futuro. En cada pieza, creamos una obra maestra, una demostración de responsabilidad y un motivo de orgullo por lo que hacemos. Nuestro compromiso con la industria es forjar un vínculo con las personas y respetar al medio ambiente.» Este compromiso demuestra que Cueros Vélez no es solo una marca, sino un movimiento hacia un futuro mejor en la industria del cuero.