El presidente de Tolima, Adriana Magali Matiz, ha conseguido destacarse en el ámbito político, estableciéndose como una figura relevante entre los gobernadores actuales. Sin embargo, en la actualidad, se enfrenta a serias advertencias en términos de orden público.
¿Quién es Adriana Magali Matiz?
Adriana Matiz es una profesional con más de 20 años de dedicación al servicio estatal y público. Comenzó su trayectoria profesional compitiendo en méritos en el Departamento del Controlador de Tolima y fue ascendiendo hasta llegar al cargo de Directora de Responsabilidad Fiscal, así como Controladora y Gerente de Institutos Descentralizados en Ibagué. Eventualmente, dio el salto a la política, siendo elegida como representante en la Cámara y, tras 172 años, se convirtió en la primera mujer en ser gobernadora de Tolima.
¿De dónde proviene su vocación política?
Para mí, la política es una llamada al servicio. Siempre había tenido el sueño de ser alcaldesa de Ibagué, pero la vida me llevó por otros caminos. Considero que es crucial abrir espacios para las mujeres en la política, y me he convertido en un referente en mi departamento para quienes creen que es posible alcanzar sus metas. Logramos obtener 352,000 votos para mi gobierno y, con ese respaldo, me esfuerzo por solucionar los problemas que enfrentan los ciudadanos de Tolima.
¿Qué coalición respaldó su camino al gobierno?
Mi coalición incluyó varios partidos. Además del conservador, que es el mío, también participaron el Centro Democrático, los Cambios Radicales, y el Partido de Rebirth Colombiano, entre otros. La diversidad de este apoyo fue clave para alcanzar un resultado positivo y lograr la gobernación en el departamento.
Se le considera una mujer carismática, pero ¿cómo maneja la autonomía política dentro de esta gran coalición?
La autonomía es una característica de mi persona. Además, mi experiencia en el ámbito técnico y académico de la administración pública me ha permitido tomar decisiones informadas y efectivas, desde una base sólida.
Y hablando de independencia, ¿qué puede decir sobre su vínculo con lo que se conoce como «clan Barreto»?
Sí, Oscar Barreto Quiroga es mi jefe político, y estoy orgullosa de ello.
¿Y el senador?
Así es, de la misma forma.
¿Eres del grupo de los Barretistas?
Sí, soy parte de ese grupo político, pero eso no significa que no tenga criterios propios a la hora de tomar decisiones. Pertenezco a una organización que respeto y valoro, pero actualmente, Adriana Magali Matiz está al mando.
Se ha mencionado que el departamento de Tolima ha vuelto a sufrir secuestros y bombardeos. ¿Qué piensa al respecto?
El país parece haber retrocedido. En las últimas semanas, hemos visto un preocupante incremento en la violencia, con una cantidad significativa de miembros de la fuerza pública asesinados. Tanto las disidencias de las FARC como el «Clan del Golfo» y el ELN han reactivado su terror a través de asesinatos selectivos. Es un resurgimiento de la violencia que no habíamos presenciado en años. En especial, el sur de Tolima, incluyendo municipios como Chaparral y Rioblanco, enfrenta una creciente amenaza por parte de estos grupos. Las comunidades viven aterrorizadas y con un silencio abrumador. En las últimas semanas, se han encontrado cilindros explosivos en diferentes localidades, lo que evidencia el estado de emergencia que vive mi departamento.
Hablemos de la reciente reunión de gobernadores en Villa de Leyva, donde usted y el gobernador de Chocó elevaron una voz firme contra el presidente Petro. ¿Por qué fue necesario alzar la voz en ese momento?
En la reunión de Boyacá, aprovechamos la oportunidad para expresar nuestras preocupaciones acerca de la falta de atención del presidente en cuanto a inversiones y seguridad. Estoy convencida de que la seguridad requiere un enfoque de doble vía: control territorial por parte de las fuerzas del orden, y un aumento en las inversiones estatales. El presidente no abordó nuestros requerimientos en esa reunión, y por ello me sentí obligada a expresar la situación crítica que enfrenta el Departamento de Tolima.
¿Ha recibido alguna reacción del presidente tras ese encuentro?
Así es (sonriendo). En nuestro departamento, hemos tenido que lidiar desde septiembre del año pasado con un aumento de casos de fiebre amarilla. Desde el principio, trabajamos incansablemente junto al Ministerio de Salud para controlar la situación y salvar vidas.
¿Qué medidas implementarán para controlar esta epidemia?
Estamos llevando a cabo un plan de vacunación estricto, que es la única medida eficaz para controlar el brote de fiebre amarilla. Hemos establecido más de 200 puntos de vacunación en toda la región.
¿Cuántos casos confirmados hay hasta hoy?
Desde septiembre, hemos confirmado 65 casos de fiebre amarilla; lamentablemente, 24 personas han fallecido. Sin embargo, gracias a la vacunación y a las gestiones realizadas en nuestros hospitales, no hemos registrado muertes recientes desde el 11 de abril. Esto resalta la importancia de contar con una atención médica oportuna y adecuada.
El control contra esta epidemia requiere rigor y disciplina…
Definitivamente, necesitamos continuar trabajando en la vacunación. Cada secretario de salud está asignando responsabilidades en diferentes municipios y estamos colaborando con instituciones educativas, alcaldes y el Ministerio de Salud en este esfuerzo.
¿Ha enfrentado represalias económicas por su fricción con el presidente?
Sí, creo que Tolima merece más inversiones y es evidente que eso no ha sucedido. La gestión administrativa ha sido lenta no solo en nuestra región, sino en muchas otras. Las garantías necesarias para que los gobiernos departamentales realicen sus proyectos están tomando demasiado tiempo para ser aprobadas a nivel nacional. Este lentitud crea un círculo vicioso que obstaculiza el desarrollo.
Si el gobierno no mejora, la «paz total» será recordada como la mayor inacción del Estado frente al crimen.
Adriana Magali Matiz VargasLa primera mujer gobernadora de Tolima.
¿Qué piensa sobre la consulta propuesta como presidenta del departamento?
Debemos cuestionar la necesidad de esta consulta. Aunque puede tener buenas intenciones, no debería convertirse en un distractor. Pregunto: ¿realmente necesitamos gastar 700,000 millones de pesos en una consulta cuando hay problemas de seguridad que requieren atención inmediata? Las prioridades deben ser claras. No estoy en contra de los cambios, pero deben ser gestionados adecuadamente y sin poner en riesgo la seguridad nacional.
¿Piensa que el país ha incrementado su incertidumbre desde la llegada de Petro?
Sin duda, sí. Siento que hemos retrocedido 25 años; las fuerzas públicas están siendo restringidas y los grupos criminales están tomando terreno de nuevo. Si la situación no mejora, la «paz total» será recordada como un fracaso del Estado ante el crimen.
¿Cree que el diálogo constante y el enfoque en la paz están perjudicando al país?
María Isabel Rueda
Especial a tiempo