En La Guajira, dos wayús fueron asesinados en guavieles, durante la escalada de la violencia
mayo 3, 2025
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En un contexto de profunda tristeza y con lágrimas en los ojos, los familiares y amigos se despidieron de los soldados profesionales Juan David González y Carlos Andrés
En un contexto de profunda tristeza y con lágrimas en los ojos, los familiares y amigos se despidieron de los soldados profesionales Juan David González y Carlos Andrés Pushina, quienes perdieron la vida en una emboscada atribuida a disidentes de FARC en Guavieles el pasado 27 de abril. El duelo colectivo se sintió intensamente en La Guajira, donde ambos héroes fueron enterrados con honores.
Los jóvenes, oriundos de la comunidad Wayú, fueron compañeros y miembros del Batallón de Infantería No. 19 Joaquín París. Su entrega y valor se manifestaron en su labor de ofrecer seguridad en el antiguo espacio territorial de entrenamiento y restauración (AETCR) Charras, donde sacrificaron sus vidas en cumplimiento del deber.
Los restos de Juan David y Carlos Andrés fueron trasladados desde el Aeropuerto de Riohacha Almirante Padilla en una ceremonia emotiva que tuvo lugar en la tarde del 30 de abril. En el evento, participaron miembros del ejército, la Policía Nacional, el gobernador de La Guajira, y el secretario del gobierno del departamento. Tras la ceremonia, sus cuerpos fueron llevados de regreso a sus comunidades en Maico y Albania, respectivamente.
El ambiente de la despedida estaba cargado de simbolismo: las mujeres Wayú, vestidas con mantas rojas, rendían un homenaje a sus ancestros, simbolizando protección y la lucha entre vida y muerte. En esta cultura, el color rojo puede asociarse también con la venganza, un eco del deseo de que los acontecimientos trágicos no se repitan y que la violencia no arrebate más vidas en su comunidad.
“Mi hijo luchó por el desarrollo de su hermana». Testimonio de madre Wayú
El funeral de los soldados en La Guajira Foto:Ejército nacional
El dolor resuena en la voz de Carmen María Fernández Polanco, madre de Juan David, quien apenas tenía 21 años. Carmen recordaba a su hijo como un adolescente bondadoso que soñaba con ayudar a su hermana de 19 años, quien culminaría sus estudios este año. Juan David había planeado enlistarse en el ejército en enero, siguiendo el camino que su madre deseaba, pero no pudo cumplir ese sueño.
Carmen evocó la última conversación que tuvo con su hijo, realizada el jueves antes de la emboscada. “Me dijo: ‘Mamá, cuando tenga señal te escribiré’. Era su forma de mantenernos conectados”, relató con tristeza.
El sábado, Juan David se comunicó con su padre, Jorge González Brito, para decir que estaba bien y le pidió que enviara dinero para un nuevo teléfono. “Quería volver a conectarse. Le dijo a mi padre: ‘Dile a mi mamá que estoy bien, que la llamaré el sábado por la noche”, continuó Carmen.
Sin embargo, la angustia creció a medida que Juan David no regresaba la llamada. «Pregunté y nadie sabía de él», confesó Carmen. Su hermana recibió el mensaje trágico, pero no se lo comunicaron de inmediato por miedo a su reacción. Fue solo después de confirmar la noticia a través de una imagen que supieron que su hijo había caído. «Fue un golpe devastador que no puedo describir», compartió Carmen entre lágrimas.
Juan David había servido como soldado profesional durante un año. Ingresó a las fuerzas armadas a los 18 años y había sido destacado en Guavapiés el noviembre anterior. Según su madre, siempre había visto en sus tíos un modelo a seguir en la vida militar. «Era su sueño”, afirmó Carmen. “Quería quedarse en el ejército y estaba feliz.”
Despedida que une a dos familias
La historia de Juan David está entrelazada con la de Carlos Andrés Pushina, quien también fue víctima de la misma emboscada. Amistades forjadas en el servicio militar y la comunidad nos muestran cómo el dolor de la pérdida es compartido. Ambos soldados comenzaron su vida militar en la comuna de Albania y ahora sus cuerpos regresan a su tierra en ataúdes cubiertos con la bandera nacional.
Deyanira Pushina, hermana de Carlos Andrés, se sintió igualmente devastada. «Era un hermano querido que siempre nos motivaba. Me decía que aspiráramos al grado de suboficial”. La conexión entre ambos soldados se observa en sus sueños y aspiraciones, una relación que se reforzó durante su tiempo de servicio.
La última conversación entre Carlos Andrés y Deyanira dejó profunda huella. Ella rememora cómo él le preguntó por su estado, y sus palabras de apoyo reflejaron el espíritu de unidad que se había establecido entre ellos. “Me agradeció por trabajar y expresó su deseo de vernos de nuevo”, recordó Deyanira, con una voz desgarrada por la penosa pérdida.
Carlos Andrés había hecho muchos planes para su futuro y contaba con un brillo de esperanza en su carrera militar. La trágica noticia de su muerte conmovió a toda su comunidad, quienes aún esperaban con ansias su regreso el 1 de mayo.
“Por favor, justicia”, clama una madre en duelo
Carmen, la madre de Juan David, alzó su voz en busca de justicia. “No sé qué sucederá ahora”, expresó, mientras se apoderaba del dolor por la pérdida de su hijo.
Ambos soldados fueron enterrados en sus comunidades de origen: Juan David en el sector jojoncito, en áreas rurales de Maico. Antes de su traslado, recibió honores en su residencia, donde miembros del Ejército Nacional y la Policía Nacional rindieron tributo a su valentía y sacrificio. Fue reconocido como héroe por su comunidad.
Por su parte, Carlos Andrés fue enterrado en los terrenos de su familia, rodeado de nativos que vestían mantas rojas, según las costumbres tradicionales.
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