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La Agencia Bonteriza Europea informó que la migración irregular cayó un 38% en 2024, la cifra más baja desde 2021. La tendencia se mantiene en 2025, con descenso
La Agencia Bonteriza Europea informó que la migración irregular cayó un 38% en 2024, la cifra más baja desde 2021. La tendencia se mantiene en 2025, con descenso en la mayoría de las rutas a Europa. La carretera del Mediterráneo oriental, antes de uno de los más activos, muestra una reducción notable después de los acuerdos como la declaración de la UE-Turkish. Europa refuerza su valla migrante a pesar del caso de las llegadas irregulares.
Por otro lado, la ruta a las Islas Canarias registró un aumento del 18% en 2024 y alcanzó cifras récord desde 2009. España, Alemania, Francia e Italia muestran reducciones generales a la llegada, atribuibles a acuerdos bilaterales, fortaleciendo los límites y la política de recepción más estricta.
La migración y el pacto de asilo, aprobado en 2024, marcó el comienzo de una estrategia más controlada y selectiva. Las medidas están buscando un «efecto Antillamada» y una mayor integración, aunque los críticos señalan que el enfoque se centra en limitar la entrada en lugar de resolver causas raíz.
Los sectores políticos y sociales en varios países presionan para fortalecer los obstáculos y reducir la llegada de los migrantes. El debate crece que se alimentan por el miedo a la saturación de los servicios públicos, los problemas de seguridad y la influencia de los discursos populistas que vinculan la migración a la pérdida de la identidad nacional.
El primer ministro del trabajo, Keir Starmer, sorprendió a adoptar un tono similar al de la derecha radical. Sugiere que duplique el tiempo durante cinco a diez años para obtener una estadía permanente, aumente el salario mínimo requerido para las empresas que emplean a los extranjeros y curan las visas de los estudiantes.
La acción llega después de un concepto electoral contra Nigel Farages Anti inmigrantes populismo. Los críticos acusan a Starmer de usar la retórica del miedo y debilitar el discurso progresivo en un momento de creciente polarización social. Las organizaciones de derechos humanos advierten que esta política puede alimentar la xenofobia y prevenir la integración.
