Nancy Mestre, el asesino, ingresó a una reunión médica sin vigilancia
abril 23, 2025
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El pasado martes, en la ciudad de Barranquilla, específicamente en su zona norte, se escuchó nuevamente el nombre de un individuo que ha llegado a simbolizar una larga
El pasado martes, en la ciudad de Barranquilla, específicamente en su zona norte, se escuchó nuevamente el nombre de un individuo que ha llegado a simbolizar una larga historia de impunidad en Colombia: Jaime Saade Corman, el hombre condenado por el brutal asesinato de Nancy Mestre, quien se retiró de manera inesperada de la supervisión en una clínica ubicada en el Centro Comercial Alkavi Plaza. Este acto resuena fuertemente, como si llevara consigo el peso de una de las sentencias más significativas dentro del sistema judicial colombiano.
La situación no pasó inadvertida para las autoridades. A raíz de que se descubrió que el prisionero solo había asistido a una consulta médica, pero sin la vigilancia necesaria establecida por el Instituto Nacional Penitenciario y Prisional (INPEC), las alarmas se activaron de inmediato. El director del establecimiento penitenciario El Bosque, el lugar donde Saade había sido trasladado a su llegada a Colombia el 11 de abril de 2024, se dirigió personalmente al centro comercial para evaluar la gravedad de lo ocurrido.
La respuesta fue rápida, aunque preocupante: Saade fue trasladado de inmediato a la prisión de máxima seguridad de Valledupar, conocida como La Tramacúa. Esta decisión por parte del INPEC indicó que se había detectado un riesgo inminente de fuga, debido a la inusitada falta de controles en el manejo de su atención médica.
Para los familiares de Nancy Mestre, este nuevo incidente únicamente ratifica lo que han sostenido por años: La necesidad de que la justicia se mantenga alerta y vigilante, especialmente en los casos de criminales que ya han demostrado su capacidad de manipulación y evasión.
Un error que puede tener graves consecuencias
Jaime Saade Foto:Migración de Colombia
Los especialistas en criminología de Barranquilla han hecho énfasis en que el suceso ocurrido durante la cita médica en el centro comercial revela fallas estructurales conséquentes en el sistema penitenciario colombiano.
La situación de que un condenado por feminicidio, que tiene un pasado de escape internacional, haya podido entrar sin la adecuada vigilancia a un consultorio médico, genera profundas interrogantes sobre la efectividad de los protocolos de seguridad y la atención brindada por el INPEC.
De acuerdo con los primeros informes, el guardia responsable de la custodia «descuido» su deber, permitiendo que el condenado pudiera acceder solo a la consulta, tras realizar varias llamadas a la sala de espera. Los testigos informaron de inmediato que se mostraron sorprendido al ver a Saade en busca de una aparente libertad.
Estos tipos de errores no solo alimentan la desconfianza de la ciudadanía hacia el sistema penitenciario, sino que representan un riesgo tangible de fuga; algo que, afortunadamente, no se concretó en este caso.
Una historia que continúa causando dolor: Nancy Mestre, una víctima que nunca será olvidada
Jaime Saade asesinó a Nancy Mestre el 1 de enero de 1994. Foto:Tiempo
Para muchos, el nombre de Jaime Saade es solo un eco lejano de los años 90, pero para la familia Mestre y para una significativa parte del país, su historia sigue viva y abierta. En enero de 1994, Nancy Mestre, una joven de apenas 18 años, fue asesinada en Barranquilla tras asistir a una fiesta con Jaime Saade, su entonces pareja.
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La investigación posterior reveló que la joven fue víctima de violencia sexual antes de ser asesinada, siendo golpeada con un arma de fuego registrada a nombre del padre de Saade, quien en ese momento ocupaba un alto cargo en la seguridad local de la región. El crimen sucedió en la vivienda del agresor. Tras cometer el delito, Saade huyó del país, convirtiéndose en un fugitivo durante más de tres décadas. La familia de Nancy, dirigida por su padre, Ricardo Mestre, se transformó en un símbolo de lucha por la verdad y la justicia.
Captura y una justicia tardía
Jaime Saade, asesino de Nancy Mestre. Foto:Tiempo de archivo
Transcurrieron 30 años antes de que las autoridades colombianas lograran atrapar a Jaime Saade, quien fue capturado en 2022 en Belo Horizonte, Brasil, donde vivía con una identidad falsa y había formado una nueva familia.
El proceso de extradición fue prolongado y complicado, ya que Saade hizo esfuerzos por evitar su retorno a Colombia, el país que lo reclamaba por sus crímenes. Finalmente, en abril de 2024 fue extraditado a Colombia. Su llegada, aunque pacífica, fue simbólicamente poderosa, marcando el cierre de una era de evasión, mientras que comenzaba el cumplimiento de la sentencia emitida durante su ausencia: 27 años y 6 meses de prisión por homicidio agravado y acceso carnal violento.
La historia de Nancy Mestre no es solamente una tragedia personal; también se ha convertido en un referente a nivel nacional sobre lo que puede significar la lucha familiar por la justicia a lo largo de los años. Su padre, Ricardo Mestre, hizo de este caso una cruzada pública visitando tribunales, oficinas diplomáticas y medios de comunicación para lograr respuestas sobre el caso.
La extradición de Saade fue vista como una victoria para muchos. Sin embargo, este nuevo incidente evidencia que la vigilancia y la memoria son elementos cruciales, incluso cuando el condenado se encuentra tras las rejas.