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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha trazado un nuevo rumbo en su estrategia comercial que ha llamado la atención en numerosos sectores: la introducción de
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha trazado un nuevo rumbo en su estrategia comercial que ha llamado la atención en numerosos sectores: la introducción de un 100 % de aranceles para todas las películas producidas fuera del país. Esta inesperada medida, anunciada el pasado domingo a través de su red social, busca, según Trump, detener lo que él describe como una «devastación» de la industria cinematográfica estadounidense por la competencia extranjera. En su opinión, otros países están ofreciendo incentivos agresivos con el objetivo de atraer a las producciones que tradicionalmente se realizan en Estados Unidos y que, según el presidente, amenazan la integridad de Hollywood. «Cine de riesgos: Trump propone un sólido deber para las películas extranjeras», resume su postura.
Trump expresó su deseo de que en el futuro veamos más «películas hechas en los Estados Unidos». En su mensaje, el mandatario no solo critica la situación actual, sino que también argumenta que este fenómeno afecta la seguridad nacional: «Hollywood y muchas otras áreas del país son destruidas por un esfuerzo integral de otras naciones. Esto no es simplemente una cuestión comercial; es propaganda. Es una amenaza para la seguridad nacional». Esta declaración ha hecho eco en el ámbito político, mientras Trump busca el respaldo del Departamento de Comercio y del representante comercial de Estados Unidos.
Sin embargo, la propuesta de Trump ha desencadenado un torrente de dudas legales que aún deben ser resueltas. Bob Saladayy, asesor del gobernador de California, Gavin Newsom, ha señalado que Trump no tiene autoridad legal para implementar este tipo de medidas en el sector audiovisual bajo la legislación vigente, específicamente la Ley sobre situaciones de emergencia económica internacional. Esta normativa, que Trump ha utilizado en el pasado para justificar otras tarifas, no contempla los impuestos directos de servicios como las películas, ya que estas se consideran propiedad intangible y no como bienes físicos.
A pesar de las dudas legales sobre la implementación de esta medida, el anuncio ya ha comenzado a causar incertidumbre en una industria que todavía lucha por recuperarse por completo de las secuelas de la pandemia, así como de desafíos como los conflictos laborales y los devastadores incendios en California. La industria audiovisual en EE. UU., que en 2022 generó más de 2.3 millones de empleos y reportó ventas por $ 279,000 millones, se enfrenta a un nuevo desafío que podría exacerbar la inestabilidad económica en este sector vital.
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Si finalmente se llevan a cabo estas nuevas tarifas, producciones de alto perfil como Misión imposible: significado final o Avatar 3, que se han filmado en países como Nueva Zelanda, la República Checa y el Reino Unido, pueden experimentar un incremento significativo de costos para acceder al mercado estadounidense. Esto podría llevar a que estas grandes producciones reconsideren sus planes, afectando así a los empleos y a la economía local.
Un informe reciente de Produro indica que la producción de cine y televisión en los Estados Unidos cayó un 26 % en 2023 y que muchos estudios han optado por llevar a cabo sus rodajes en el extranjero debido a incentivos fiscales más favorables. Ciudades como Toronto, Londres y Praga han emergido como puntos de referencia atractivos para producciones de gran presupuesto, lo que podría desviar aún más recursos de la industria nacional.
Mientras tanto, Trump no solo ha responsabilizado a otros países por la situación actual, sino que también ha trasladado parte de la culpa a Gavin Newsom, señalando que las «producciones» en California son parte del problema. «Hollywood está siendo destruido y el gobernador de California ha permitido que esto suceda», declaró Trump, haciendo evidente su intención de responsabilizar a otros en el escenario político.
