Según la investigación, seis especies de árboles serían la clave para combatir la contaminación del aire en Medellín
abril 27, 2025
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Desde hace varios años, el papel fundamental que desempeñan los árboles en una gran ciudad como Medellín ha sido objeto de análisis y estudio en la Escuela Ecológica
Desde hace varios años, el papel fundamental que desempeñan los árboles en una gran ciudad como Medellín ha sido objeto de análisis y estudio en la Escuela Ecológica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia. Este enfoque académico ha permitido profundizar en la importancia de las especies arbóreas en un entorno urbano y su influencia en la calidad del aire. A través de estas investigaciones, se han explorado distintas variedades de árboles que florecen en la ciudad, atendiendo a diversos aspectos, incluyendo su ubicación y el impacto que cada uno tiene sobre la calidad del aire en la capital del departamento de Antioquia.
Los académicos de la universidad se han enfocado en examinar las diversas especies arbóreas que habitan Medellín, prestando especial atención a aquellos árboles que más contribuyen a mejorar la calidad del aire. La investigación ha sido liderada por Mauricio Correa Ochoa, maestro e investigador de G-Lima, un grupo de investigación vinculado a la Escuela Ambiental de UGAA. En sus propias palabras, «Los árboles pueden convertirse en un tipo de filtro. Una estructura que puede capturar y eliminar del aire esos elementos o sustancias que están suspendidas y que se denominan atmósfera contaminante, las cuales generan daños en la salud y afectan la calidad de vida.»
«Los árboles pueden ser una especie de filtro»
Este maestro ha participado activamente durante más de una década en estudios dedicados a la calidad del aire. Desde el año 2018, es responsable de un proyecto que recopila datos sobre la contaminación atmosférica en el Valle de Medellín y Aburrá, implementando un sistema de alerta temprana. La investigación ha sido reconocida por evaluar la «tolerancia a la contaminación del aire y la tasa de rendimiento esperada de seis especies de árboles en el valle tropical urbano».
El estudio se ha centrado en el análisis de aproximadamente 750 especies árboles en el área metropolitana, gracias a una metodología que permite correlacionar datos sobre ubicación y selección de especies con los niveles de contaminación medidos en 22 estaciones de calidad del aire. Se optó por analizar cuatro de estas estaciones debido a que presentan características y mediciones de contaminación significativas; estas estaciones elegidas son el Museo Antioquia, la Universidad Nacional, el Politécnico Jaime Isaza Cadavid y el tanque de distribución de la ciudad.
En el estudio, los investigadores realizaron un análisis en un perímetro de 500 metros alrededor de cada estación seleccionada, calificando un total de 54 árboles adultos pertenecientes a seis especies comunes: mango, guayacán rosa, búcaro, gualanday, tulipán africano y urapán. Se recolectaron hojas de estos árboles en diferentes puntos cercanos a las estaciones de Siata. En el laboratorio, se midieron parámetros claves como el contenido de ácido ascórbico, la humedad, el pH y la clorofila total. Estos datos fueron fundamentales para calcular indicadores de tolerancia a la contaminación del aire, así como herramientas matemáticas que permiten clasificar las especies como sensibles o tolerantes.
Resultados de las pruebas
Respecto a los resultados, el maestro Correa destacó que algunos árboles mostraron sensibilidad ante la contaminación, evidenciando estrés y enfermedad a través de cambios en sus hojas. Esto guió al equipo en la clasificación de especies que son más resistentes y adecuadas para ser plantadas en áreas con alta contaminación. La obtención de información requirió un arduo trabajo durante momentos específicos del día, lo que complicó la recolección de datos debido a los costos y la logística de la investigación.
El estudio ha logrado concluir que las especies analizadas, además de generar oxígeno y embellecer el entorno, tienen la capacidad de convertir dióxido de carbono en biomasa, lo que potencia el proceso de descontaminación, especialmente en áreas urbanas, donde la acumulación de partículas contaminantes compromete gravemente la salud pública. El mango (Mangifera indica), uno de los árboles más apreciados por los habitantes de Medellín, se destacó como una de las especies más tolerantes a la contaminación. Correa resalta que «el mango se comporta de manera constante en sus parámetros, ya sea que el aire esté muy contaminado o limpio, demostrando ser la especie más resistente que hemos encontrado en este estudio».
Aunque el mango es un árbol introducido, sus beneficios para la comunidad son notables, ofreciendo sombra, regulando la temperatura y proporcionando frutos agradables. Por otro lado, otras especies examinadas, como el guayacán rosa, resultaron ser más sensibles, mostrando deterioro en áreas con altas concentraciones de contaminantes. Igualmente, el búcaro y el gualanday fueron catalogados como altamente sensibles, lo que significa que pueden actuar como indicadores biológicos cuando se plantan en áreas estratégicas.
En contraposición, el tulipán africano y el urapán fueron clasificados como de sensibilidad intermedia, lo que sugiere que se pueden considerar en estrategias de plantación en zonas urbanas. Entre las recomendaciones planteadas por los investigadores de la Universidad de Antioquia se destacan decisiones sobre la arborización que trascienden criterios meramente decorativos, integrando en su selección factores ecológicos, promoviendo así una estrategia mixta que contemple tanto especies tolerantes que mitiguen la contaminación, como especies sensibles que proporcionen indicadores constantes sobre el deterioro ambiental.