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Huang, una niña de 25 años del sur de China, sacudió el país después de saber que estaba vendiendo a sus dos hijos por menos de 10,000 euros.
Huang, una niña de 25 años del sur de China, sacudió el país después de saber que estaba vendiendo a sus dos hijos por menos de 10,000 euros. El objetivo: gastar dinero en ropa y consejos caros para serpentinas. La mujer fue sentenciada a cinco años y dos meses de prisión por fraude y comercio inferior. Vender a sus hijos para donar streamers: la historia que escanea a China.
El escándalo explotó cuando la policía de Fuzhou descubrió que se comprometía con mensajes en su teléfono móvil durante una investigación para otro caso de fraude. Huang ofreció a su segundo hijo a una red de tráfico por 38,000 yuanes (aproximadamente 4,500 euros). Ya había hecho lo mismo en 2020 y vendió a su primer hijo por 45,000 yuanes (alrededor de 5,300 euros) a un valor de alquiler.
Según los informes, Huang no solo vendió a sus hijos, sino que se estrenó. Después de gastar dinero en regalos virtuales para serpentinas y ropa costosa, buscó sexo con hombres para quedar embarazadas nuevamente y vender al nuevo niño.
Dependiendo de las plataformas de transmisión de vida y el comercio electrónico, Huang alcanzó todo el dinero recibido en consejos para personas influyentes. Su comportamiento fue descubierto por el registro de chat que mantuvo con los compradores, donde detalló el estado de salud de los niños y ofreció negociar el precio.
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La policía salvó a los dos niños y los puso bajo protección estatal y esperó la adopción. La identidad del padre o los padres continúa sin aclarar. El 8 de julio, un tribunal de Fuzhou emitió una sentencia contra Huang por el crimen y el tráfico por personas, además de imponer multas más de 4,000 euros.
Este caso revivió las preocupaciones en China para el comercio sostenido con menores, un problema que empeoró después de la política del único niño. A lo largo de los años, varias redes han expulsado de hospitales y plataformas digitales y han generado un mercado negro con adopciones ilegales que aún no han sido erradicadas.
El caso de Huang refleja una combinación peligrosa entre la pobreza, la dependencia digital y la falta de control institucional. En China, miles de menores siguen siendo riesgos para las redes que se benefician de la vulnerabilidad de la familia. Las autoridades intensifican las investigaciones y prometen detener este tipo de delitos, mientras que las organizaciones sociales requieren medidas más serias y protección real para los niños.
